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Está bien sentir enojo cuando tienes cáncer de mama


mujer enojada



Puede que hasta ahora te hayas considerado como una persona con buen carácter y que se enoja poco, pero al recibir la noticia de la enfermedad es muy probable que sientas que te enojas mucho más que antes y que estás irritable en muchos momentos.


Es perfectamente normal.


El enojo es mal entendido cuando se ve desde la perspectiva de alguien enfermo de cáncer.


Una persona enferma experimenta una gran cantidad de emociones, a veces de manera diaria, en una misma hora o sólo en cuestión de minutos. Algunas de esas emociones que se sienten de pronto son: miedo, incertidumbre, vulnerabilidad, ansiedad, desesperación, soledad y desde luego enojo. Y son el miedo y el enojo las emociones más fuertes y poderosas que sentimos al estar enfermos.


Cuando recibimos la noticia de que tenemos cáncer de mama, y después de entrar en el shock inicial que implica recibirla, es normal y muy común enojarse.


Te enojas porque el cáncer te escogió a ti, porque aún existe el cáncer de mama, por no haberte cuidado mejor, porque te dio tan joven y con tantos planes y tanto por hacer por delante, porque esto también afecta a tu familia, a tus hijos… te enojas porque el cáncer interrumpió tu vida, porque se apareció para cambiar el rumbo y porque te detuvo por completo.


Y te sentirás también culpable, por no estar siempre positiva, por estar enojada, por no actuar como crees que debes hacerlo, y porque crees que estar enojada estará afectando el resultado de tu proceso, y ¿sabes qué?... ¡no es cierto!


El enojo es sólo un sentimiento, no está bien ni está mal. Es una emoción que a veces necesitas sentir. De hecho, es a veces muy útil y puede ser un gran motivador para tomar acción. Lo importante es lo que decides hacer con ese enojo.


Sentir enojo puede beneficiar a una persona con cáncer pues es la manera en la que sacamos parte de la presión emocional. Así que te mereces sentir enojo, sentirlo varias veces, pero nunca sentirlo de manera permanente o que te consuma por completo.


Debes permitirte sentir enojo, así como todas las demás emociones negativas. Pero deberás usarlo para luchar, para inspirarte y para darte fuerza. Usar esa energía encaminada correctamente te ayudará a actuar. Aprovecha su fuerza motivadora y transfórmalo en cambio, en luz, en decisión, en confianza, en acción, en superación y en aceptación.


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