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¿Qué tanto me puedo ejercitar tras una cirugía de cáncer de mama?

Actualizado: 26 mar 2021


En algunas ocasiones he tocado en este blog el tema del ejercicio durante el cáncer de mama y la conclusión a la que se ha llegado es que es totalmente compatible para mezclarlo con el proceso de la enfermedad y muchas veces depende de una misma para animarse a comenzar. Pero ¿el ejercicio tras una cirugía? Sobre eso quiero platicarte hoy, ya que considero siempre es bueno tenerlo en cuenta.

Y es que tras recuperarse del tratamiento de cáncer de mama que incluye una cirugía, todas las mujeres tenemos miles de preguntas y entre ellas está el ¿cuándo y cómo debemos comenzar a hacer ejercicio? No es para menos, nuestras ganas de retomar nuestra rutina y vida cotidiana es una señal de que avanzamos, aunque claramente hay que hacerlo de forma gradual y siempre muy responsable.

La buena noticia para todas las que amamos estar moviéndonos es que el ejercicio regular es un camino natural y recomendado para reconstruir la fuerza y resistencia, reducir el dolor y la fatiga, además de recuperar hasta cierto punto el movimiento y función natural de nuestro cuerpo. Además de que para varias mujeres esto también representa un cambio en lo mental y físico, pues el sentirnos que regresamos a la normalidad es un paso extremadamente positivo y nos hace cambiar el chip rápidamente.




Todo aquel ejercicio post-quirúrgico generalmente es instruido por los doctores y especialistas, para así ser nuestra guía en ligeros estiramientos. Acciones como salir a caminar diario es una actividad muy valiosa durante esta primera fase pero si antes del proceso de cáncer de mama estábamos acostumbradas a una activación física mayor, la duda de saber qué sí y qué no, nos puede agobiar ya que no faltará quien desee retomar el levantamiento de pesas, aumentar su rutina de ejercicio y siempre existe la duda sobre el riesgo de lesionarse o comprometer la cicatrización de los tejidos.

Y por si fuera poco también existe el temor sobre la acumulación crónica de líquido linfático y la inflamación resultante conocida como linfedema, situación que puede surgir como resultado del tratamiento del cáncer de mama sobre todo por la extirpación o radiación de los ganglios linfáticos y aunque es comprensible el tener ese pendiente, la buena noticia es que no se ha mostrado que con el ejercicio aumenten las posibilidades de desarrollar linfedema, es más, la actividad física puede ser hasta una forma para prevenir este posible efecto secundario tras un tratamiento de esta enfermedad.

Eso sí, más vale prevenir y cuando hablamos de entrenamiento de fuerza, es muy recomendable que se retomen hasta que se hayan levantado las restricciones postquirúrgicas y las heridas quirúrgicas hayan sanado al 100%.

Pese a todas estas recomendaciones, por supuesto que no hay nada como comentarlas con nuestros doctores, cirujanos, oncólogos, etc, ya que ellos conocen nuestra situación y con base a la experiencia sabrán cómo será mejor llevar nuestra rehabilitación.



Pero lo que sí te puedo asegurar es que la buena noticia es que nuevamente nuestra conclusión es: el ejercicio no está peleado ni durante ni después del cáncer de mama, ¡todo lo contrario! Apeguémonos a él en la medida de nuestras posibilidades, ya que nos fortalece y el beneficio va más allá de lo físico.

Cualquier duda o comentario que tengas los espero en mis redes sociales, con gusto te estaré contestando y siempre recuerda: no estás sola.



Checa todo lo que hicimos durante #OctubreRosa2020 en esta comunidad.





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